Deporte al aire libre.

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Cuidados del sol

Compartimos recomendaciones para quienes realizan actividad física al aire libre:

  • Evita las horas en que el sol emite mayor radiación UV (de 11 a 17 hs)
  • Busca espacios sombreados para realizar los descansos y los ejercicios de estiramiento, así como también durante los tiempos de espera en las competencias.
  • Usa ropa de colores oscuros, cuanto más cubierto se vaya mejor.
  • Elige un sombrero que proteja la cara, cuello y orejas del tipo legionario o de ala ancha.
  • Utiliza lentes de sol con protección UVA y UVB.
  • Usa protector solar 30 o de factor mayor. Aplícalo 30 minutos antes de salir al aire libre y reaplícalo cada 2 horas en todas las áreas de tu piel que estén expuestos a los rayos solares. Si usas una toalla para secar el sudor, recuerda aplicar nuevamente el protector en esas zonas.
  • Consume abundante agua a lo largo del día para evitar la deshidratación.

La radiación ultravioleta (UV) del sol no se puede ver ni sentir, lo que vemos es la luz solar y lo que sentimos es el calor provocado por los rayos infrarrojos.

Los rayos UV pueden ser lo suficientemente fuertes para quemar la piel durante un día fresco y despejado de primavera o verano o un día caluroso o nublado. 

Todas las quemaduras solares pueden causar daños como enrojecimiento y ampollas, hasta secuelas permanentes que van desde manchas y arrugas, hasta el cáncer de piel. 

Cuídate siempre y consulta al médico.

  

Información más detallada sobre los efectos del sol en la piel:

Veamos entonces la relación entre nuestra piel y la radiación ultravioleta (UV) solar.

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, que entre sus muchas funciones regula nuestra temperatura y nos protege frente a agresiones del medio.

Por otro lado, el sol emite rayos de luz, que podemos ver y rayos infrarrojos, que nos dan calor y los podemos sentir, pero también emite la tan mencionada radiación UV con sus tres tipos de radiación: los UVA y UVB llegan a la superficie terrestre y los UVC son absorbidos por la capa de ozono.

Frente a esta radiación UV nuestro cuerpo no tiene sensores para percibirla, no somos capaces de verla ni sentirla, sólo nos damos cuenta del daño cuando nos exponemos al sol y nuestra piel queda enrojecida.

Cuando decimos que la piel tiene memoria, hablamos del daño que el sol provoca cuando nos exponemos excesivamente a la radiación UV, daño que no desaparece con el tiempo sino que se acumulan cuando volvemos a exponernos.

El 80% de los daños causados por la exposición a la radiación UV ocurre antes de los 18 años. La piel de los niños es más fina y sensible a los efectos del sol. Por eso, debe evitarse exponer al sol a los menores de seis meses ya que para la síntesis de la vitamina D, fundamental para la absorción de calcio en el intestino y la prevención del raquitismo, es suficiente que reciban entre 10 y 15 minutos diarios de luz solar.

Además, la radiación UV provoca entre otras cosas el cambio de color de nuestra piel, esto no es otra cosa que el mecanismo de defensa que encuentra el organismo ante la agresión a la que la estamos sometiendo. Hoy se sabe: el bronceado es sinónimo de piel dañada, no existe el bronceado seguro.

Por eso, es importante no ir contra la naturaleza, respetando el color de nuestra piel, sin buscar cambiarlo a través de los efectos nocivos de la radiación UV. Es también fundamental conocer las características normales de la piel. La observación y el reconocimiento de cualquier cambio, determinará la consulta al médico.

¿Qué lunares que tienen riesgo de ser malignos?

A - Asimetría: una mitad y otra son diferentes.

B - Bordes: irregulares o borrosos.

C - Colores: diferentes al mismo tiempo: negro, marrón, blaco, rojo.

D - Diámetro: mayor a 5 mm.

E - Evolución: cambios en el tamaño, color, forma. Puede sangrar o picar.